A veces una va más deprisa de lo que debiera.
A veces intentamos hacer las cosas en un tiempo que no corresponde.
A veces queremos hacer demasiado a la vez y vamos como motos.
Entonces la vida se encarga de darte en toda la cara:
A veces intentamos hacer las cosas en un tiempo que no corresponde.
A veces queremos hacer demasiado a la vez y vamos como motos.
Entonces la vida se encarga de darte en toda la cara:
Pues sí. Alguien movió accidentalmente la ruedecita de la temperatura de mi horno, que normalmente está a 120º, y la puso a 160º. Y yo iba muy alegremente (y como una moto) con mi reconstrucción de hoy a ponerla en el horno para terminarla a tiempo para poderle sacar una foto y publicarla, y olvidé controlar que la temperatura fuera la correcta antes de meter la pieza. Y éste es el resultado de tanta prisa.
Lo que me sirve para demostrar -y recordarme de paso- que hay que hacerlo todo con tiempo, que hay que comprobar siempre la temperatura antes de meter las piezas en el horno, que no se pueden acelerar las cosas, y que si intentas ser superwoman y poder con todo, a veces las cosas salen mal.
Esta semana leía esta entrada en el blog de Superyuppies, que trata un poco de lo mismo, y hoy he podido comprobarlo en mis carnes.
Así que aquí queda este post como recordatorio para quien le pueda servir (y sobre todo para mí).
Y nada, que este viernes no hay reconstrucción. A ver si durante el fin de semana la puedo repetir.
A veces pasan cosas...